La Seda llegó a Valencia de mano de los musulmanes, para después continuar de mano de judíos y conversos y fue a partir del siglo xv cuando avanzó, gracias a las técnicas de los maestros italianos.

El gusano de la seda se alimenta de las hojas de las hojas de morera, procedente de Asia.Por ello el paisaje de Valencia estaba plagado de estos arboles, en huertos, patios y campos ya sea en  la ciudad o en los pueblos. Las alquerías tenían en sus andanas preparadas y criaban allí los gusanos.

El centro de Valencia, en el barrio de Velluters se podían encontrar muchos pequeños talleres vivienda familiares donde los artesanos transformaban el hilo en tejido. La época de máximo esplendor fue del S XVI-XVIII y era utilizado por las clases nobles como distinción social.

Hoy en día se pueden visitar, La Lonja y  el Museo de la Seda, donde se puede apreciar los vestigios de esta importante industria, que hoy en día sigue viva en los vestidos de algunas falleras y que ha sido reconocida como patrimonio por la UNESCO en 2017.