Todo comenzó con el Batik en 1993…

Yo estudiaba Bellas Artes en la Universidad de Valencia y me apunté a un curso opcional con Carmen Francés. Y ahí descubrí el color y la improvisación y eso marcaría el resto de mi vida creativa.

Solía dibujar con lápiz y tinta negra, controlaba mi mano y el resultado de forma milimétrica. Pero el batik está llena de curvas, manchas e imprevistos y eso me hizo experimentar la belleza de la incertidumbre. Se trata de una técnica ancestral originaria de Indonesia y África, que dibuja con una mezcla de cera caliente y que se basa en reservar zonas y trabajar por capas. Me enamoré del olor a cera caliente, de las texturas del craquelado y del algodón.

Más trade estuve trabajando como diseñadora en la mayor empresa productora de botones de Japón y tuve la oportunidad de empaparme del maravilloso legado textil de su cultura. Tuve mi primer contacto con la seda, el Shibori, y otras técnicas preciosas, pero esto lo descubriremos en otro post.